Antony Hegarty y su magnífica voz vuelve junto a The Johnsons para darnos un disco etéreo, con incertidumbre existencial, desilusiones, recuerdos infantiles mal logrados y un sin fin de problemas que arrastra el ser humano durante su existencia, todo bajo el registro de un dulce piano que armoniza la hermosa voz de Antony, quien se considera plenamente fan de Boy George y su extinta banda Culture Club, admiración que inclusive se puede observar en su misma imagen, sin embargo, musicalmente su voz recuerda más a los sobresalientes momentos de una Nina Simone cuando enamoraba con "He's got the Whole World In His Hands" o "I Loves You, Porgy". El disco hurga una dulce obscuridad en sus letras y música, que da un respiro al oído, que enamora y alivia con sus dulces notas, es sin duda un trabajo finamente trabajado, que aun cuando resulta en cierto modo "enfermizo", es todo un encanto escuchar a Antony desbordando emotividad. Para unos podrá resultar aburrido o muy lento, para mi es pulcro musicalmente y obscuro en cuanto a sus letras. El disco resplandece solo desde un principio con "Her Eyes are Underneath The Ground", canción que refleja memorias de su infancia, los recuerdos de su madre, es una canción bella con la que abre el disco. "Epilepsy Is Dancing" es un perfecto vals, esperanzador y sombrío. Con "One Dove" se cierra una trilogía de canciones con las que abre el disco, es un soul hermoso que suena a unas CocoRosie, con quienes trabajo en la canción Noah's Ark. De nuevo Antony retoma el recuerdo de su madre en "Kiss My Name", lo cual hace personal cada una de las canciones de este LP. La canción que da título al disco "The Crying Light", es absolutamente un homenaje a la música barroca, renacentista, es una bella melodía pop con tanta introspección y armonías, la letra es una especie de sentido de protección y conversación al Ego, es sin duda, el track mejor conseguido del disco. En "Another World" nos habla de manera elegante el hastío que existe y la pronta necesidad de hallar un lugar nuevo, un mundo nuevo el cual anidar, sin olvidar lo hermoso de este primitivo mundo en el que habitamos y infamemente hemos destruido. "Daylight And The Sun" es una canción que perfectamente pudo haber sido compuesta e interpretada por Nina Simone, vaya, es Nina Simone. Con "Aeon" percibimos una especie de canción folk, con toques de soul que me recuerda mucho los mejores años de Elton John en su Tumbleweed Connection, con canciones como "My Father's Gun", es sin duda, una joya. El disco cierra con "Everglade" un track que pareciera surgido de algún musical retorcido de la mente maestra de Tim Burton, que al final deja cierta esperanza en los corazones del individuo, en palabras más y/o palabras menos, este es un disco que vale la pena escuchar en tardes solitarias, con alguna copa de vino o simplemente viendo desde una ventana la lluvia caer.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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