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El disco podría ser catalogado dentro de las tantas ramificaciones del indie-pop, sin embargo, se diferencia de muchas bandas del mismo género, ya que este es un pop sofisticado que te aporta algo, que te deja un mensaje o al menos un buen sabor de boca, excelentemente producido y bien cuidado por la mano de Chris Walla, segunda guitarra de la banda quien junto con Gibbard podría considerarlos como los mejores manufactureros de canciones pop. El disco abre con "The New Year", canción por demás irónica que bien podría ser por excelencia el himno de cada inicio de año, en el que creemos que todo cambiara para bien y nos damos cuenta que el único cambio es en el numero del año. "Lightness" es a mi parecer la canción más "floja" del disco y no por aburrida, sino por su tranquilidad y ambientación. "Title and Registration" es de mis tantas favoritas de la banda, desde la guitarra con la que abre, el sentimiento que te evoca y la letra tan inteligentemente cotidiana, que es de esas canciones que son tan comunes en cuanto a la historia que te cuenta, pero que tú no puedes expresarla tan bien como lo hace Gibbard en la letra; mi frase preferida de esta canción es: "There's no blame for how our love did slowly fade.. And now that it's gone it's like it wasn't there at all.. And here i rest where disappointment and regret collide"; Hermosa canción.
"Expo 86" es de esas canciones con las que te das cuenta que es Death Cab, las guitarras del coro son completamente Death Cab, con ese distor tan amable y bien cuidado, sutil y a la vez potente, y nuevamente con una letra que evoca la cotidianeidad de la juventud, de la necesidad de bienestar, del hambre a la estabilidad y del requerimiento a ser parte de algo aun cuando no estemos a gusto ahí. En "The Sound of Settling" nuevamente se escucha el sonido "Death Cab" con esa letra a la himno generacional sin esforzarse en serlo. "Tiny Vessels" es una joyita memorable, con un sonido en primera instancia triste, que va en aumento hasta explotar en una especie de catarsis o disculpa a esa persona que se lastimo, donde tal vez no se pide una segunda oportunidad, simplemente se confiesa ese sentimiento de culpa, una bella canción, triste y memorable, otra de mis favoritas de ellos.
"Transatlanticism", canción que le da título al álbum, es una canción melancólica, con un piano sencillo que brilla con luz propia, siendo acompañado por una voz entrecortada de un Gibbard conteniéndose, apareciendo un Chris Walla con una guitarra que embona perfectamente con la melancolía de la canción y elevándose hasta convertirse en coros al puro estilo "Hey Jude". En "Passenger Seat", nuevamente nos muestran la melancolía de la banda con un piano hermoso y una letra ambigua, a veces entiendo esta canción como la historia contada después de un accidente automovilístico, pero bueno, al arte cada quien lo interpreta y le da su punto de vista, lo que si resulta inevitable no conmoverte con las frases: "When you feel embarrassed then I'll be your pride.. When you need directions then I'll be the guide for all the time".
"Death of an Interior Decorator", es una oda beatle, suena a una canción perdida del Rubber Soul o del Revolver, es otra joyita que debe apreciarse. "We Looked Like Giants", vuelve ese sonido "Death Cab", esta es de las preferidas de la banda en directo, de hecho es de esas canciones que se hicieron para ser tocadas en directo, incluso me atrevería a decir que esta hubiese sido la canción perfecta para abrir el disco. El disco termina con una canción folk, al mero estilo Gibbard, la canción "A Lack of Color", es la perfecta manifestación norteamericana en música y letra. Muchos dirán que no, pero este disco para mi refleja a la perfección una generación y no precisamente a esta, sino a cualquier generación con problemas de identidad, sin ideales, incertidumbres, problemas del corazón y miedos, pero a la vez con una pequeña luz al final del camino.
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